Me parece increíble que este poema lo escribiera una religiosa en el siglo XVII. Quizás los religiosos actuales deberían replantearse algunas cosas. Ahí va mi homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa mexicana y una de las más grandes poetisas en lengua castellana de toda la historia.
Que no me quiera Fabio al verse amado
es dolor sin igual, en mi sentido;
mas que me quiera Silvio aborrecido
es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado,
si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido,
el cansado gemir de un desdeñado?
Si de Silvio me cansa el rendimiento,
a Fabio canso con estar rendida:
si de éste busco el agradecimiento,
a mí me busca el otro agradecida:
por activa y pasiva es mi tormento,
pues padezco en querer y ser querida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario