Esta canción tiene algo que la hace especial. En el sur lo llaman duende, yo lo llamo magia. Me lleva ayudando muchos años a levantar el ánimo en momento bajos. La escribió Miguel Benítez antes de cumplir los 16 años. Va por ti Migue. Gracias por este regalo eterno que me has hecho.
Cuando Valle-Inclán escribió "Luces de Bohemia" perfiló con maestría el retrato de Alejandro Sawa, poeta paradigma de la bohemia que conoció los más bajos fondos del Madrid de finales del XIX. Así es como Valle lo conoció, ebrio en algún tabernáculo lavapiesero. Sawa apuró el caliz de la bohemia hasta el punto de vivir en una pobreza extrema, jalonada de hambre y visitas a la casa de empeños. Dicen que dijo meses antes de morir:
"prefiero el hambre al insomnio, porque prefiero la muerte a la locura"
Sawa anduvo unos años en Paris, bebiendo de Victor Hugo y Verlaine y tenía la capacidad de ver más allá de la realidad social a pesar de su ceguera, o quizás gracias a ella. Su amigo Manuel Machado escribió de él:
Jamás hombre más nacido para el placer fue al dolor más derecho.
Para muchos un personaje menor, para mí un genio que fue siempre fiel a sí mismo que además inspiró la mejor obra de la literatura en lengua castellana de todos los tiempos. En el centenario de su muerte.
Escena de "Luces de Bohemia" (1985) de Miguel Ángel Díez de una adaptación de Mario Camus
